Algo Sobre Mí
Hablar de Tardor es hacerlo de este joven de la Xara (Alicante) que nació en 1996 y, siendo el mayor de dos hermanos, se ha criado en una familia que le inculcó la pasión por el arte. Desde bien pequeño le gustaba la pintura y el dibujo, aunque tampoco destacaba demasiado, era simplemente una afición que le vino inculcada por sus padres. Sin embargo, fue realmente al conocer el mundo del graffiti artístico cuando profundizó y se implicó mucho más, descubriendo que de su pasión podía hacer su profesión.
Su obra ha tenido una clara evolución según ha ido creciendo y madurando el artista. A día de hoy le gusta narrarnos una historia con cada obra, escondiendo simbología y mensajes que no siempre son tan visibles. El artista, pese a ser joven, tiene un buen recorrido en el arte urbano personalizado, realizando proyectos en numerosos países con obras artísticas y campañas publicitarias para grandes marcas. Además, ha realizado numerosas exposiciones con su obra de estudio en diferentes ciudades tanto a nivel nacional como internacional, incluyendo murales decorativos y pinturas murales que han capturado la atención de un público diverso.
Ahogar las Penas
Quería olvidarlo, pasar página, cambiarte lágrima por sonrisas, creí que me entendías, que me querías, estuviste cuando todos se fueron, me acompañastes en mis largas noches de insomnio, fuiste la única rubia que me hizo olvidar la morena, pero tu compañía me hacía daño, un exceso de ti me traía temblores, sudores y nauseas.
Quería ahogar las penas, y mientras yo me hundía tu me decías que seguirías a mi lado, pero lo tuyo no tiene mérito al fin y al cabo la botella siempre flota.
Atrapada en el tiempo
Si existiese el eterno retorno, repetir cada una de las decisiones y acciones que hemos tomado en esta vida, ¿sería una condena o la mayor de las alegrías?
Vemos el pasado con nostàlgia, el presente como un sacrificio y el futuro con una falsa esperanza, que parece que nunca llegue.
Como el fluir del cauce del rio, el tiempo nos arrolla y nos termina arrastrando a un futuro mar incierto.
El paso del tiempo
Es más fácil la rabia que el duelo y el duelo mucho más que el perdón, la rabia tapa el dolor que creí que me hacía débil, me decían que el tiempo lo curaría todo, no es cierto, pero también es verdad que ya se fue la rabia, el dolor perduro durante años y se quedo marcado en unas cicatrices que no son visibles para la mayoría, pero me recuerdan lo que fui y por lo que pasé.
El tiempo es astuto y en ocasiones un tanto cruel al no perdonarme ciertos recuerdos. Estoy aprendiendo a perdonar lo que creí que era imperdonable, no por vosotros sino por mi, cargar con el peso me estaba hundiendo.
Hacer arte de las heridas, no había otra solución.»
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